¡Buenos días desde el campo valenciano!

Hoy te escribo con las manos aromatizadas a verano y la chaqueta olvidada desde hace semanas. El cuerpo nos lo pide: empiezan a llegar los frutos jugosos, dulces y con alma de siesta. 

Hoy te hablo de uno que se está preparando para triunfar en estos meses: el melón piel de sapo de Salvador.

¿Eres de comer melón? En casa el primer melón marca el inicio oficial del verano.

Pero, vamos, que si eres de los míos sabes que comprar melón en el supermercado es una verdadera lotería... No sabes realmente qué te puede salir cuando lo pruebas.

Este de aquí, cultivado por mi colega Salvador, qué te puedo decir... Tiene el verdadero sabor a melón.

Es fruta de verano en estado puro. Si alguna vez dudaste de que la naturaleza tiene sentido del humor, prueba a meter el cuchillo en un melón piel de sapo y ver cómo se te llena la cocina de olor a vacaciones. 

Tiene más de un 85% de agua, lo justo para hidratarte cuando sientes que se te están fundiendo las ideas como helado olvidado al sol.

Mira aquí a Salvador en su campo con los piel de sapo a pleno sol:

El melón piel de sapo llega con una fuerte presencia: su corteza verde oscura, rugosa, con pintas que harían sonrojar a un batracio. 

De hecho, por eso se llama así: “piel de sapo”. Al parecer, algún sabio agricultor del pasado (probablemente con bastante sentido del humor) comparó su piel rugosa con la de un sapo, y el nombre ya se le quedó. Pero no te dejes engañar: por dentro es otra historia.

Su carne es blanca, dulce y fresquísima. Dicen por aquí que cuanto más feo por fuera, más dulce por dentro. Vamos, como los amigos de toda la vida.

El melón es una planta que crece a ras de suelo, como las calabazas o los pepinos. Su ciclo comienza en primavera, y en unos 70 a 100 días está listo para recolectar. 

El melón madura poco a poco, y cuando la piel empieza a cambiar de verde intenso a un tono más amarillento – y la planta empieza a separarse sola del fruto – es señal de que ese melón está listo para ser amado.

Hay algo importante y es que si no recibieran sol directo, buena tierra y el mimo constante de los agricultores, estos melones no serían lo que son. 

Detrás de cada pedazo de melón que te refresca la tarde hay meses de vigilancia, poda, riego, evitar que los bichos se enamoren de la planta antes que tú… Vamos, que no es hacer clic en el súper y listo.

Así que ya sabes, si en estos días de fuego buscas refrescarte, mira más allá de la horchata – que también tiene su lugar, ojo – y llena tu frutero de verano del bueno.

Nosotros seguimos aquí, con la tierra en las botas y las manos llenas de fruta buena. Lo mejor es que ya puedes pedir los primeros melones piel de sapo de la temporada... 

Y ya sabes que cuando decimos "recién cosechados", hablamos de cogerlos por la mañana y que estén en tu casa en menos de 24 horas.

Como los arándanos y las cerezas que seguimos cosechando.

¡Hasta la próxima, y que no te derritas mucho esta semana! ☀️

Un abrazo bien fresquito desde el campo,

Agricultor

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