¡Buenos días!
¿Te acuerdas de que hace dos semanas te conté cómo la industria aplastaba las prácticas sostenibles y exprimía a los pobres agricultores y a la tierra hasta que no daban más de sí?
Fue una newsletter bastante dura la verdad, pero acababa con un tono alegre, pues prometí contarte en el futuro como la agricultura ecológica y sostenible puede regenerar las tierras y mantener a flote a las familias que llevan generaciones dedicándose a la agricultura a flote.
¡Y con consejos de primera mano de nuestros amigos agricultores que llevan toda la vida luchando contra el sistema, ni más ni menos😎!
Y hoy es ese día, así que sin más preámbulos… ¡Vamos allá✊!
Uno de los puntos más importantes de los que hablé la última vez fue el abono.
No es para menos, ya que es la comida de las plantas, y como todo ser vivo, las plantas necesitan comer para poder vivir y crecer fuertes💪.
Para evitar productos químicos artificiales, Clara produce su propio abono casero con restos orgánicos.
Esta es una práctica orgánica y sostenible, pero también es bastante lenta y atareada, y al no poder producirlo a gran escala, Lola tiene que usar sus recursos con cabeza para aprovechar lo que tiene a su disposición al máximo.
Para hacer esto, usa una técnica centenaria que revolucionó la agricultura europea: La rotación de cultivos♻️.
Yo como en la mayoría cultivo árboles longevos, no tengo esta suerte😅, pero muchos agricultores cultivan hortalizas que crecen directamente en la tierra, ¡Y en menos de un año ya están creciditas!
Para ver las ventajas de este sistema, imagina un manojo de nuestras zanahorias ecológicas.
Estoy seguro de que estás familiarizado con esta raíz.
Puedes comerla cruda o cocinada, pero lo que seguramente nunca has pensado en comer, es el tallo verde desde donde las estamos sujetando, ¿verdad?
Sin embargo, si le das este tallo a una vaca o un conejo, sí que lo pueden aprovechar, ya que diferentes especies pueden utilizar diferentes tipos de comida.
Con las plantas es lo mismo, diferentes familias pueden usar diferentes tipos de nutrientes en el abono.
Así, rotando las familias de cultivos de forma inteligente y planificada, puedes sacarle el máximo provecho al fertilizante.
Al mismo tiempo, evitas saturar la tierra con los nutrientes que no usas.
Esto puede sonar como algo malo, pero en esta vida todo en exceso es malo, y estos excesos pueden acabar afectando a la microfauna que mantiene el equilibrio en el campo, lo que puede tener consecuencias catastróficas…
Por ejemplo, una de las consecuencias del monocultivo es la proliferación de plagas, que al encontrarse con una fauna local debilitada, arrasan con cultivos enteros.
Por si fuera poco, para acabar con estas plagas se echan pesticidas químicos que afectan a la calidad del fruto, entrando en un bucle vicioso sin fin😵💫.
Vicent, a quien probablemente conoces por su patata ecológica, lo sabe bien.
Por eso cuida que sus tierras siempre estén sanas cambiando la familia de los cultivos en cada recolección.
En resumen, con este método se aprovechan al máximo los recursos naturales de manera sostenible y sin desperdicios, y al cuidar de la naturaleza, ella nos devuelve el favor, dándonos un fruto natural, saludable, y de calidad incomparable🥰.
Esto es todo por este jueves...
¡Hasta la semana que viene!