¡Buenos días!
¿Qué tal ha comenzado tu semana?
¿Ya tienes luz? Vaya tela 😅.
Aquí todavía reacomodando todo, pero lo bueno es que tenemos grandes noticias: incorporamos un producto que es toda una novedad y vuelven dos más...
Uno de los que vuelve es una estrella en Campos del Abuelo 🤩. ¿Una pista? Es redondo, pequeño y lo cultiva mi colega agricultor Antonio. Seguro ya te imaginas, pero antes, te comento la novedad 👇🏽
Directo desde la finca familiar de Lorenzo aquí en Valencia, llegan los nísperos Tanaka. Estas pequeñas frutas son seleccionadas a mano, destacan por su carne jugosa y su textura bien suave. Los he probado y la verdad es que están especiales.
Además, tenemos de vuelta las judías Bobby de la finca de Clara, también compañera agricultora… Tal vez la recuerdes porque te comenté hace varias semanas atrás, cómo ella utiliza la técnica ancestral de la rotación de cultivos. Y no solo eso, sino que usa también abonos orgánicos, por eso sus productos son tan especiales.
A ver, a ver… y ahora sí. Seguro que ya te imaginas de lo que te estoy hablando, pero te lo digo para cortar con tanto misterio: vuelven los arándanos.
Y para compartir la emoción contigo, voy a contarte sobre su cultivo. Es que ahora sí, con Antonio comenzaremos a vernos más seguido, porque a partir de que los arándanos estén listos, ya a las siete de la mañana estoy en sus campos.
Ahí recolectamos con mucho mimo cada fruto, acorde a los pedidos que han ingresado y a las diez ya está todo cosechado, clasificado y listo para preparar las cajitas.
Como te decía, Antonio lleva ya unos años cultivando arándanos. Él trabaja con hidroponía, una técnica que permite cultivar sin tierra, usando soluciones con todos los nutrientes que las plantas necesitan. En su caso, sus arándanos crecen en macetas llenas de fibra de coco, un material natural y renovable que proviene del propio coco.
Y quizás te preguntes: ¿por qué fibra de coco?
Pues resulta que la fibra de coco tiene dos virtudes fundamentales para este tipo de cultivo:
➡ ️ Por un lado, retiene muy bien el agua y los nutrientes, lo que permite que las raíces de los arándanos estén siempre en su punto óptimo.
➡ Por otro lado, airea muy bien, es decir, deja pasar el oxígeno, algo que es tan importante como el agua para que la planta crezca fuerte.
Pero lo que realmente distingue a Antonio de la mayoría de productores no es solo lo que hay bajo tierra (o mejor dicho, en la maceta), sino lo que hay por encima. Y es que, a diferencia de muchas otras explotaciones donde los arándanos se cultivan en túneles de plástico, él cultiva al aire libre.
Sus frutos, al estar expuestos al sol, al viento y a los cambios de temperatura crecen más fuertes y resistentes. Si los has probado sabes que se nota al tacto y al morderlos que son más firmes, más naturales.
Y también afecta a la polinización. Cuando se utilizan túneles de plástico para cultivar, las plantas no reciben visitas de insectos por estar encerradas y se suelen introducir abejorros para que hagan el trabajo de polinizar las flores.
En cambio, en los campos de Antonio, como todo está al aire libre, son las abejas del entorno las que hacen su labor de manera 100% natural.
Aparecen justo cuando deben, recorren libremente los cultivos y ayudan a que cada flor se convierta en un arándano. Es un ecosistema trabajando en equilibrio, sin necesidad de importar colmenas o intervenir en exceso.
Si te preguntabas por qué eran tan buenos los arándanos de Antonio, ahora tienes la respuesta.
Además, sumado al proceso de cultivo, son recién cosechados. Piénsalo así, si pides un martes, los arándanos que vas a recibir en tu casa el miércoles, la mañana anterior estaban todavía en su planta 🌱.
Y créeme, eso se nota. Las abejas han hecho su parte, nosotros también la nuestra, ahora solo falta que tú los disfrutes como te mereces.
Gracias por estar del otro lado, hasta la semana que viene.
¡Un fuerte abrazo!