¡Buenos días!
No te haces una idea de lo liado que he estado la semana anterior. Una cantidad de trabajo que si te cuento… acabaría escribiendo una novela 😅. Y hablando de eso, hoy tengo para contarte una historia realmente inspiradora.
Pero antes… No es fácil tener más de veinte productos naturales disponibles para todos nuestros queridos clientes. Hay que coordinarse con cada uno de los compañeros agricultores, recoger las cosecha en diferentes campos, montar cada caja, lidiar con los envíos, etc.
Pero qué puedo decirte, nos gusta nuestro trabajo. Por eso es que siempre estamos en la búsqueda de nuevos productos y esta semana ingresa uno muy dulce y natural 🐝 ¿Adivinaste?
Sí, entre mañana y el miércoles tendremos disponible en nuestra web la miel de Raquel.
Seguro que en algún momento voy a hablarte sobre el trabajo que hace Raquel con sus abejas, hemos tenido conversaciones muy interesantes. Como agricultor estoy agradecido con las abejas por su trabajo con la polinización de nuestros árboles, son muy importantes para nosotros. Y cuando he hablado con Raquel sobre el trabajo que hacen en los panales ¡Vamos, que es alucinante!
Pero la historia que quiero compartirte en la newsletter de hoy no va de abejas, sino de las Naranjas Sanguinelli que María Jesús cultiva en sus campos (y que tenemos disponibles ahora mismo en nuestra tienda online).
El cultivo de las naranjas es igual para todas, puede haber diferencias según la variedad, pero en líneas generales necesitan los mismo cuidados. Eso sí, en el caso de las Naranjas Sanguinelli, necesitan algo particular que tiene que ver con la temperatura.
Para tomar ese color rojizo, necesitan tener un cambio grande de temperatura, ya que es el frío el que hace que vaya pigmentándose de esa manera, comenzando por la cáscara y luego yéndose hacia la pulpa.
María Jesús tiene sus parcelas hace diez años y, para ella, el aprendizaje ha sido casi como ir a la universidad. Me contó que cultiva la Sanguinelli porque es la naranja de su infancia, la que le recuerda a que sus abuelos tenían campos. Ella tuvo otros trabajos, pero con el tiempo terminó por regresar al campo.
Un día, con sus árboles pequeños recién plantados, el pronóstico señalaba una helada inminente ❄ ️. Y bueno, como te contaba, las Sanguinelli precisan cambio de temperatura, pero una helada cuando los árboles están pequeños es peligroso. Por eso, en lugar de resignarse a la pérdida de su producción, decidió tapar a mano cada uno de sus cien árboles de naranjas.
Uno por uno, con paciencia y esfuerzo, cubrió cada pequeño árbol para tratar de salvarlos del frío. Si alguna vez te has preguntado cuánto amor y trabajo ponemos en lo que hacemos, esto que te cuento, espero que haga justicia.
Las heladas son uno de los mayores enemigos de los árboles de naranjas jóvenes. Si las temperaturas bajan demasiado, el agua dentro de sus células se congela, provocando daños irreparables.
En el peor de los casos, puede perderse no solo la producción de un año, sino que los árboles mismos pueden morir. Los más veteranos resistirán algo mejor, pero los más pequeños son especialmente vulnerables 🌱.
La verdad es que nunca dejan de ser vulnerables. Si bien con los años el tronco engrosa y el árbol gana más resistencia, una helada fuerte puede seguir dañándolo, afectando su producción e incluso matándolo si el frío es extremo. Por eso, aunque los jóvenes requieren más cuidados, la vigilancia no cesa ni siquiera con los árboles más grandes.
Existen distintas formas de proteger los cultivos del frío. Los más sofisticados usan sistemas de microaspersores que rocían agua sobre las ramas formando una capa de hielo que, paradójicamente, ayuda a mantener la temperatura del árbol estable.
Esta pequeña capa de hielo creada por los aspersores evita que el suelo se congele. Así también, la capita de hielo, se crea encima de las plantas y logra que la temperatura de la planta se conserve dentro de sí misma. Suena a que es algo mágico, pero en realidad también tiene que ver con la física y los cambios de temperatura.
También se pueden usar invernaderos, mantas térmicas o sacos de arpillera para cubrirlos durante las noches más frías. Pero son opciones caras.
La opción más común para los pequeños agricultores sigue siendo la misma que eligió María Jesús: taparlos uno a uno, sabiendo que cualquier descuido puede costarle todo el esfuerzo de años. A la naturaleza no se le puede dar la espalda.
La historia de María Jesús nos recuerda lo exigente que es la vida en el campo. Aquí no hay descanso ni tregua. Cada día trae consigo un nuevo desafío, y nada se puede dar por hecho. Si deseas conocer más sobre el tema, puedes leer este artículo sobre el cultivo de las naranjas Sanguinelli.
Mientras otros duermen, nosotros los agricultores, estamos aquí, mirando hacia la noche estrellada, preparando las coberturas, tratando de proteger lo que con tanto esfuerzo hemos cultivado. Y cuando finalmente llega el momento de la cosecha y esa naranja llega a tu mesa, es la prueba de que cuidarla ha valido la pena.
Me despido hasta el lunes de la próxima semana, que tengas un gran día.
No olvides visitar nuestra web para ver nuestros productos disponibles y ser el primero que pruebe la miel de Raquel.
Gracias por estar del otro lado y si tienes alguna pregunta no dudes en escribirme.
Hasta la semana que viene.
¡Un fuerte abrazo!