¿Quién no ama la patata? Es muy extraño que alguien diga “no gracias” a un plato de patatas fritas. En este artículo dedicado al tubérculo favorito del mundo, recorreremos un sendero largo.
Comenzaremos en las montañas, para luego atravesar el mar y llegar por tierra a países desconocidos… Tal cual hizo la patata, emprenderemos un viaje.
Aprenderemos, además, cómo es su cultivo en suelo español y las cifras que arroja su producción. Todo, acompañados por la sabiduría de nuestro compañero agricultor Vicent, para quien la tierra es sustento y modo de vida.
También vamos a conocer sus beneficios nutritivos y la importancia que tuvo -y tiene- este tubérculo en la alimentación de la humanidad.
En Campos del Abuelo no sólo estamos dentro de quienes nunca dirían no a un plato de patatas fritas, sino que tenemos el privilegio de consumir las patatas ecológicas que cultiva Vicent en la Huerta de Valencia.
Ahora vamos, que esta historia comienza nada más y nada menos que en un lago situado a 3800 metros sobre el nivel del mar.
Origen de la patata
La patata, como buen tubérculo aventurero, emprendió un viaje desde las altas montañas andinas, hacia el océano. En tierra firme, continuó recorriendo kilómetros y kilómetros hasta llegar a los cinco continentes.
Empecemos a recorrer este largo camino…
Del Lago Titicaca al mundo
Al principio, la patata estaba asentada a las orillas del Lago Titicaca. Este lago está enclavado a 3800 metros sobre el nivel del mar, en la Cordillera de Los Andes. Es el más grande de Sudamérica y el cuerpo de agua navegable más alto del mundo. Sus aguas son compartidas por Bolivia y Perú.
Hace más de 8000 años, la papa, como se la conoce en estos países, crecía a sus orillas. Los pueblos que habitaban la vera del lago, las cultivaban y consumían tanto frescas como en “chuño”.
El Chuño es una forma de conservación de la patata que al día de hoy se realiza, consiste en sacarle el agua y dejarla al frío del invierno para que se seque. Así, queda deshidratada hasta que se quiera volver a consumir.
La civilización Huari, en el actual Perú, y luego los habitantes de Tiwanaku, cerca de la actual ciudad boliviana de La Paz, fueron los primeros en cultivar la patata cerca del año 500 d.C. Ellos desarrollaron técnicas de cultivo que permitían cosechar grandes cantidades de este tubérculo a más de 3000 metros sobre el nivel del mar.
Cuando ambas civilizaciones desaparecieron, fueron los Incas quienes continuaron el legado de la patata. Lograron grandes adelantos agrícolas, llegando a domesticar y cultivar 200 especies de patatas silvestres, además de maíz, frijoles y hortalizas.
Luego, los primeros españoles llegaron a suelo americano y la patata comenzó a viajar. Desde la alta Cordillera de Los Andes, trepó a los barcos con destino al continente europeo.
Una vez aquí, llegó a manos de diferentes cultivadores. Vicent es un agricultor de nuestros tiempos, pero sabe sobre el origen de la patata y así lo cuenta.
Vicent y el origen de la patata
Vicent entierra su mano en la tierra y extrae una patata. Con la otra mano la limpia y luego la observa. El sol brilla en el cielo despejado y, por unos minutos, tendremos la suerte de oír lo que tiene para decir.
La papa como dicen nuestros hermanos en América, nuestros hermanos hispanos… Esa hermandad que hay entre los pueblos, que algunos lo olvidan, pero que cuando he ido al otro lado del charco me he sentido como en mi propia casa, y eso no lo voy a olvidar nunca…
Vicent mira sus manos mientras sostiene el fruto de su esfuerzo…
Más ahora teniendo una patata en la mano, pues gracias a la gente de esa parte del charco, nosotros podemos tener patatas. Los españoles las trajeron de América y poco a poco hemos ido cultivando, ahora hay diferentes variedades de patata pero el alma es de los pueblos de América: Perú, Colombia, Bolivia y todos los pueblos hermanos…
Esas características que tiene la patata peruana que llegó en barcos, es algo increíble. Gracias a eso tenemos la patata, el tomate, muchas cosas que también llevamos allá y trajimos. Mi agradecimiento es para la gente que fue y sobre todo a la gente que estaba allí y a los que todavía están que considero que son hermanos.
A través de sus palabras Vicent deja constancia de un dato no menor de la patata: unió al mundo permitiendo que su cultivo se transformara en algo global.
Ahora que ya sabemos que la patata llegó desde la lejana América del Sur, estamos listos para un nuevo capítulo: su llegada a Europa.
Viaje por Europa
La patata llegó a Europa como elemento de decoración. Suena raro, sí, pero al principio servía de adorno en las cortes, como abono para otros cultivos e, inclusive, se alimentaba con ella al ganado.
Corría el año 1560, la patata dentro de los círculos de las personas que estaban bien nutridas era un decorado. Pero en los estratos más bajos ya le daban otro uso. Los campesinos -a falta de otros alimentos- comenzaron a comer el tubérculo.
Por eso, en un principio no se lo tenía en estima dentro de las altas esferas… Se decía que provocaba enfermedades y hasta se la asoció a la lepra. Pero entonces la patata cayó en las manos correctas y comenzó su fantástico ascenso.
Parmentier y la patata
En 1756 comienza la Guerra de los Siete Años. En las filas francesas un hombre llamado Antoine Augustin de Parmentier, cae prisionero en Westfalia, Alemania.
Con el paso de los días, el hambre comenzó a azotar a Antoine quien, sorprendido, vio cómo los campesinos de la zona se alimentaban de algo que extraían de la tierra. Fue entonces cuando comenzó a imitarlos y conoció no sólo el sabor, sino las bondades nutritivas de la patata.
La papa fue su aliada para no morir de hambre y, una vez que fue liberado, juró popularizar este alimento que lo había ayudado a sobrevivir. Es que además de su carrera militar, Parmentier era farmacéutico, agrónomo, químico y naturalista, por lo que contaba con las herramientas para poder investigar.
Antoine presentó una extensa investigación sobre la capacidad de la patata de alimentar a la población en caso de hambruna. Años después y con una hambruna de por medio, consiguió los terrenos para sembrar.
En esos mismos terrenos, para popularizar su consumo, realizó una excelente campaña de marketing: dejar los cultivos sin cuidado por las noches para que la gente “robara” las papas y las comiera.
El resto es historia, ya que luego del trabajo del francés la patata fue un infaltable en los platos, tanto de los campesinos, como de los cortesanos de Francia.
La aventura de la patata no paró. Mediante embajadores que viajaban por el continente europeo, fue arribando a diferentes países. Llegó para quedarse a lugares en los que -al día de hoy- tiene una importancia cabal en la alimentación.
A España llegó un tiempo después, a finales del S. XVIII. De hecho, la tortilla de patatas es considerada una receta relativamente nueva, ya que data de 1798.
Pero vamos a tener que dejar un poco la historia para empezar a meter las manos en la tierra y conocer, junto a Vicent, cómo se cultiva la patata.
El cultivo de patata junto a Vicent
En suelo español, se dedican 62.010 hectáreas para cultivar patatas. En el caso de Vicent, compañero cultivador de patatas, su tierra se encuentra en la Huerta de Valencia.
Fuimos al campo de Vicent para hablar con él y conocer de cerca el cultivo de la patata. Desde Campos del Abuelo, trabajamos para que él y otros agricultores puedan vender sus productos ecológicos directos del campo al consumidor sin intermediarios.
La Huerta de Valencia, verde comarca histórica, es un respiro a unos kilómetros de la ciudad. Los campos sembrados, el aire puro, esa sensación de que el tiempo se ha detenido… Allí en su campo nos recibe Vicent que, con sus 71 años, trabaja la tierra con energía, pero también con cariño.
Él nos hace un resumen de cómo ha cambiado su lugar con el paso del tiempo:
Estoy en la Huerta de Valencia, en lo que queda de Huerta de Valencia. Era el doble de lo que es en este momento. Tiene aproximadamente unos 10 km de largo por 40 km de ancho… Y hoy la ciudad y los polígonos industriales, esta parafernalia que han montado, pues han quitado más o menos la mitad.
De esta tierra tan fértil, que hay muy poca tierra en toda la península con estas características, esto, lo que queda, estamos trabajando sobre tres hectáreas. De las cuales se dedican una gran parte a hortalizas y otro poco para los animales.
Cultivar de manera ecológica
Vicent es agricultor ecológico desde hace 41 años, trabajó la tierra con su abuelo y su padre. Vivió la Revolución Verde y se dio cuenta de que ese no era el camino, entonces decidió hacer agricultura como la hacían sus antepasados.
Parado en su campo de patatas, es parte del paisaje. Los tonos del cielo y la tierra la acompañan en sus palabras, mientras comienza a relatarnos el comienzo de su historia como agricultor.
Decidí hacer lo que nuestros viejos llamaban agricultura tradicional, no hay que confundir los términos porque la agricultura tradicional no tiene ningún tipo de veneno, ni abono químico porque no había, en aquel entonces no lo tenían. Eso hago yo, ahora le llaman ecológica, orgánica y todo esto.
Pasamos por la Revolución Verde, y por la agricultura convencional, tengo que decir que estuve unos cuatro o cinco años haciendo agricultura convencional, echando venenos y abonos químicos hasta que me envenené dos veces.
Pequeño paréntesis, la Revolución Verde que nombra Vicent, estalló en los ‘60. Así se le llamó a una serie de “adelantos” tecnológicos que desarrollaron métodos para tener mayor producción en áreas de cultivo, utilizando productos herbicidas, fertilizantes y pesticidas químicos. Pero él sabe más sobre lo que sucede con este tipo de agricultura:
Y veía que las cosas no estaban claras, empecé a estudiar y a pensar en lo que me contaba mi abuelo y la gente mayor del lugar cómo hacían las cosas, entonces, entre lo que iba estudiando y lo que iba entendiendo lo que ellos me explicaban, fui enlazando la parte práctica con la científica que es también muy importante.
Decidí que el camino a seguir era un tipo de agricultura que no envenenara el suelo, decidí hacer agricultura ecológica, esto hace aproximadamente 41 años.
Con la premisa de cuidar el suelo que brinda los alimentos, nos cuenta sobre los cultivos de sus campos:
Hacemos todo tipo de verduras: acelga, patatas, cebolla, remolachas, hortalizas de todo tipo. Depende de la época del año, ahora estamos terminando las verduras de primavera, que son las acelgas, espinacas que ya se acabaron, ahora ya estamos con pepino, calabacín...
Sobre los productos que cosechan en sus campos, Vicent asegura:
Hacemos un producto que en mi punto de vista tiene calidad, no tiene residuos ni veneno y el agua que se usa para regar es de calidad. El abono es verde y estiércol de los animales, por eso cuando prueben estas verduras tendrán la palabra… Me dirán si todo esto es así o no es así. Yo les ofrezco lo que hago de mi… Esto es lo que yo hago y espero lo reciban con cariño y mucho agrado.
Antes de continuar en este camino junto a Vicent, haremos una pequeña parada para conocer cómo es la planta de patatas porque, curiosamente, esta viajera se caracteriza por tener dos sistemas en uno.
¿Cómo es la planta de patatas?
La planta que da la patata está compuesta por un sistema aéreo que incluye sus flores, hojas compuestas, tallos y frutos y, un sistema subterráneo, compuesto por raíces, estolones y tubérculos.
Su nombre científico es Solanum Tuberosum y pertenece a la familia de las Solanáceas de plantas con flores, entre las que se encuentran el tomate, el pimiento, el ají, la berenjena y otras deliciosas hortalizas.
Sistema aéreo
Sus flores son de cinco pétalos, de colores que van desde el blanco al morado y son bisexuales, contienen ambos sexos.
El fruto que dan, son las semillas botánicas de la patata. Aunque puede también utilizarse el mismo tubérculo como semilla.
Las hojas son compuestas. Esto quiere decir que tienen varias hojas o láminas que salen de un sólo tallo o pecíolo. Es tan sencillo como que las hojas simples sólo tienen una hoja que nace desde el tallo, mientras que las compuestas tienen varias hojas que nacen desde el mismo tallo. En el caso de la planta de patatas, las hojas son compuestas.
A su vez, las hojas son las encargadas de fabricar el almidón que luego enviarán a los tallos subterráneos.
Los tallos se originan en las yemas u ojos del tubérculo madre. Estas yemas, podemos verlas en las patatas que consumimos en casa, son justamente como ojitos que hay en la piel de la patata, de color un poco más oscuro.
Los tallos se originan desde las yemas u ojos del tubérculo madre y existe un tallo principal y otros secundarios.
En esta imagen extraída del Centro Internacional de la Patata, puedes ver la planta y sus partes, incluyendo cómo crecen los tallos a partir de las yemas u ojos del tubérculo madre.
Sistema subterráneo
Dentro del sistema subterráneo de la planta, encontramos sus raíces. Hay que tener en cuenta que no se caracterizan por ser muy fuertes, por lo que el suelo tiene que tener buenas condiciones.
Los estolones también forman parte del sistema subterráneo. En el caso de que salgan de la tierra, van a transformarse en tallos secundarios, y si están por debajo, van a formar tubérculos, es decir, patatas.
Los tubérculos de la patata, o sea, la patata misma, es un engrosamiento del estolón que se genera porque la planta acumula sus reservas ahí.
Por eso es que la patata contiene tantos nutrientes: es donde está ubicado todo el alimento que recibe la planta.
Te recomendamos que para entender mejor ambos sistemas, mires con detenimiento la imagen de arriba. Ahora sí, conociendo de cerca la planta, podemos volver al campo de Vicent para conocer cómo se cultiva la patata ecológica.
Así se cultiva la patata
El sol sigue brillando en la Huerta de Valencia y Vicent ya está listo para contarnos sobre cómo es el proceso de cultivo de este delicioso tubérculo.
En el campo por ejemplo se plantó esta patata en febrero, el 10 o 12 de febrero, y se ha recogido hace poco, el 18 o 20 de mayo. Esta aquí es de ciclo corto, hay otras de ciclo largo que están un mes más en la tierra. Del 12 de febrero al 20 de mayo es poco tiempo, se cría rápido.
Esta Patata se llama Vivaldi -Dice Vicent mostrando la que tiene en su mano- es buena de sabor, apta para freír, hervir, es consistente y agradable. Ya me dirán cuando prueben…
Al hablar sobre el sistema de riego, nos cuenta sobre el método de acequias con el que cuentan en la zona:
Se riega a manta, como decimos nosotros, a barba de acequia, por inundación. Estamos en contra del riego por goteo, en este lugar hay mucha agua gracias a las inversiones que se hicieron en su momento para hacer un pantano, para tener un sistema de acequia. No queremos acabar con la vegetación de ribera que es la que está en las acequias, no queremos depender de otros lugares, de otras naciones.
Tenemos un sistema de riego perfecto, aquí está enclavado el Tribunal de las Aguas, es un tribunal súper democrático, porque tenga usted una hectárea, tenga media o tenga diez, usted irá siempre pegado al turno que le toca, detrás de uno va otro. Tenga usted mucho o poco, es algo democrático y algo que si usted se equivoca paga, inmediatamente irá al Tribunal de las Aguas.
Vale aclarar que el Tribunal de las Aguas de la Huerta de Valencia ha sido declarado -nada más y nada menos- que Patrimonio Inmaterial de la Humanidad.
Otro punto importante es el tipo de cultivo ecológico que realiza Vicent en sus campos. Uno de los métodos que utilizan los agricultores ecológicos tiene que ver con la rotación de cultivos. Para explicarlo pone un ejemplo con el cultivo de patatas:
Todos los años no se pueden hacer patatas, hay que tener respeto por la rotación de cultivos. Por ejemplo la patata una de las plagas que tiene es el escarabajo. Es de la familia de las “Solanáceas”.
Si nosotros hacemos cualquier solanácea -que no sea el pimiento que no coge escarabajo- pero si hacemos berenjenas por ejemplo, resulta que las larvas del escarabajo quedan en el suelo y cuando plantas Solanácea que no sea ni pimiento ni tabaco, pues entonces va a acudir el escarabajo y vas a tener un problema serio.
En esta imagen puedes ver de cerca al escarabajo de la patata conocido científicamente como Leptinotarsa decemlineata. No sólo ataca la patata sino también a casi todos los cultivos de la familia de las solanáceas. Pero Vicent sabe cómo hacer para combatir esta plaga...Para evitar esto, ya nos enseñaron los viejos a hacer rotación de cultivos, no se debe repetir un cultivo un año y otro y otro sino que se debe dejar un espacio de tiempo para que los huéspedes que hay en el suelo tengan el tiempo para desaparecer. Un cultivo no se debe repetir un año y el otro y el otro.
Podemos hacer una Solanácea, una Cucurbitaceae, Liliaceae, pero no repetir, una es por las plagas y porque el suelo también va a sufrir y va a tener cada vez más desequilibrio.
La naturaleza lo que no admite es eso, plantar y plantar. Si ve la naturaleza en su libertad total no ve una cosa sola, sino que en los bosques y sotobosques hay una diferencia y una biodiversidad enormes, entonces nosotros de alguna forma tenemos que copiar todo eso.
Otra técnica que utiliza Vicent, es utilizar nutrientes naturales para el cultivo:
A la hora de echar el estiércol o el compost, que llaman ahora, tiene que tener un tiempo de descomposición. Tiene que ser mezcla de diferentes tipos de estiércol de abono verde y se le debe dar tiempo de incorporarse al suelo. En esa incorporación, si se hace muy rápido… Hay patógenos que van a destruir si usted planta algo, entonces si le damos el tiempo suficiente, hay que darle el tiempo…
Además, a diferentes climas, diferentes tiempos de abonado. Vicent lo explica a través de ejemplos.
Por ejemplo aquí estaríamos hablando de hacer un abonado y en tres meses ya podemos plantar. Por ejemplo en América en el trópico, se hace en 15 días, es rápido porque hay agua humedad y calor. Si estamos hablamos de Europa central sería más larga la cuestión…
Todo hay que tener en cuenta porque si usted hace una buena planificación del suelo, entonces usted tendrá resultados importantes. Si usted a la casa no le pone cimientos, cuando va subiendo se cae ¿No?, es lo que les está pasando a muchos constructores, no hacen buenos cimientos, no hay buen material después las casas se queman o se caen.
En el campo lo mismo, hay que tener buenos cimientos, hay que tener buena estructura para que después tengamos los menos problemas posibles. Si nosotros no tenemos un suelo en las condiciones de vida, que tenga buena biodiversidad, que el suelo tenga de todo, entonces cuando plantamos algo nos vamos a equivocar. La forma de no equivocarnos o de equivocarnos menos es teniendo buena estructura y un buen planteamiento.
Si deseas conocer otras técnicas de cultivo ecológico además de las que Vicent nos cuenta aquí, te recomendamos que leas este artículo sobre cómo se cultivan los productos ecológicos.
La patata, el alimento del mundo
De la Huerta de Valencia, volvemos a mirar hacia la Cordillera de los Andes y desde lo alto de las cumbres, hacia el resto del mundo. Es que la patata ha sido adoptada por diferentes países como propia y es uno de los alimentos de mayor producción a nivel global.
Los datos del Centro Internacional de la Papa (CIP), con sede en Perú aseguran que es el tercer cultivo alimenticio más importante del mundo, después del arroz y el trigo.
Además el dato sobre la producción total mundial es increíble: sobrepasa los 370 millones de toneladas. En la actualidad, los mayores productores de patata del mundo son China, India y Rusia. China, por ejemplo, producía para el año 2022 95,5 millones de toneladas.
Las patatas, dicen desde el CIP, pueden sembrarse desde el nivel del mar hasta los 4700 metros de altitud; desde el sur de Chile hasta Groenlandia. Y se produce en más de 100 países alrededor del mundo.
Han existido a lo largo de la historia más de 7000 variedades de patatas. Entre nativas, y silvestres algunas, han ido quedando fuera de los campos porque se ha llegado a versiones mejoradas.
La mayoría de las variedades que se cultivan al día de hoy provienen no sólo de las costas del Lago Titicaca, sino también de la Isla de Chiloé en la Patagonia chilena.
En España, en la actualidad se cultivan cerca de 150 variedades de patatas, entre las que podemos encontrar: Rudolph, Soprano, Agria, Monalisa, Kennebec, Red Pontiac y Vivaldi, la variedad que cultiva Vicent en sus campos.
Claro que no todos los cultivos que se realizan alrededor del mundo son tan respetuosos con la naturaleza y sus procesos como los de Vicent. Sobre esto y el rol del agricultor en la sociedad tenemos una interesante charla de agricultor a agricultor.
Ser agricultor en el mundo actual
Volvemos al campo. Sobre la tierra fértil de la Huerta de Valencia descansa un cajón de patatas. Un poco más allá, de pie junto a Vicent, Eduardo agricultor de Campos del Abuelo. Habla con Vicent de agricultor a agricultor:
Eduardo: Vicent es pionero, lleva 41 años haciendo agricultura ecológica cuando aquí no se conocía. Desde la Huerta de Valencia, la huerta más productiva del mundo, donde se hacen tres cosechas al año.
Hemos venido porque terminamos de cosechar en este campo labrado, patatas ecológicas, que las he probado y quedé sorprendido del sabor que tienen. ¿Qué es lo que hace que esta patata tenga ese sabor?
Vicent: En primer lugar gracias por estar aquí. Para que ustedes luego puedan escuchar esto, les voy a hablar con el corazón, aquí no hay trampas, ni mentiras y podrán comprobarlo a la hora de saborear los productos que se crían en la Huerta de Valencia…
Que también se pueden criar en otros lugares porque toda la tierra, bajo mi punto de vista, es sagrada. Si hay tierra fértil, hay agua limpia y hay agricultores profesionales podemos dar a la ciudadanía productos de alta calidad, porque la actividad agrícola no es sólo práctica, está involucrada el alma, el espíritu y el sentimiento.
Entonces, esto no puede merecer el engaño porque si engañara a ustedes el primer engañado sería yo ¿no?
Para hacer este tipo de patatas, cualquier hortaliza o fruta hay que tener espiritualidad, tener el conocimiento y también la formación, para que luego cuando demos un producto a las personas podamos dar algo nuestro, algo de adentro de nosotros para que no haya engaño.
Esta patata está hecha con esos conocimientos que nos ha dado la vida y que nuestros antepasados trabajaron la tierra la cuidaron, la mimaron para que nosotros pudiéramos tener calidad de vida, salud, amor por las cosas y valorarlas.
El rol del agricultor en la sociedad es básico. De eso nos habla Vicent en su campo…
Vicent: Hoy en día el agricultor está maltratado políticamente, económicamente y socialmente estamos mal vistos, mal remunerados. Pero hay algo que está encima de todo eso que es el amor por la tierra y el amor por los demás, para hacer esta patata se necesita eso.
Eso y la práctica y el conocimiento de muchos años, equivocarnos muchas veces…
De haber vivido la Revolución Verde y darnos a cuenta el engaño que era todo eso y volver a las prácticas ancestrales de nuestros antepasados y al reconocer el trabajo que ellos hicieron en el día a día.
Eran gente que no sabía leer o escribir la mayoría, pero tenían el conocimiento y sabiduría para poder trabajar la tierra con estas premisas, trabajando bastante y equivocándonos mucho pues hemos logrado tener una patata como es esta…
Que yo no tengo que decir si es buena o mala, cuando la prueben lo dirán. Lo mejor para mi es que alguien de los que prueba me diga: Vicent, era verdad eso. Con ese reconocimiento a mi me sobra.
Eduardo: se me pone la piel de gallina porque estamos ante una persona que vive realmente lo que es la agricultura, que ha recibido una herencia ¿La vas a poder transmitir?
Vicent: Esto lo trabajamos entre mi mujer y yo y un chico que nos ayuda, los hijos están cada uno en una parte del mundo. Mi hija trabaja en la ciudad, los hijos de mi compañera estudian, entonces ni uno ni otro van a continuarlo.
Pero esto no es porque no se quiera continuar, sino porque la sociedad está como está, la economía está como está, y el campo está como está. De tal manera que, para poder vivir y criar una familia de la tierra, es complicado.
Desde Campos del Abuelo nos unimos a la reflexión de Vicent, y recomendamos leer este artículo en el que hay algunos datos sobre las diferencias entre comprar a un agricultor de manera directa, en fruterías o a las grandes cadenas de supermercados.
Mientras tanto, continuemos este viaje porque vamos a hablar sobre por qué la patata es tan genial a nivel nutritivo.
Todo lo que aporta la patata
La patata llegó a diferentes países donde la adoptaron como propia. Su posibilidad de adaptarse a climas diferentes, ha hecho que sea un alimento básico en todos los hogares del mundo.
Este tubérculo no para de sumar beneficios porque también es una planta muy generosa en la cantidad que da: De una sola planta, bien nutrida y cuidada, se pueden sacar hasta 20 patatas.
Y, por si todo esto fuera poco, la patata tiene un elevado valor nutritivo ¿Conocemos lo que aporta?
La patata es una fuente importante de carbohidratos, siendo el almidón el principal de estos. A su vez, este tipo de almidón que contiene es de digestión lenta, lo que beneficia el metabolismo y colabora, por ejemplo, en el rendimiento del ejercicio. Es, digamos, energía pura.
Fuente de vitaminas de calidad. Por ejemplo: en 200 gramos de patatas hervidas, le brindamos a nuestro cuerpo el 20% de vitamina B1 que necesita, el 14% de vitamina B3 y el 24% de vitamina B6.
Contiene minerales: selenio, flúor, hierro, zinc y potasio. Éste último es importantísimo ya que ayuda al almacenamiento de hidratos de carbono y su transformación en energía. En 200 gramos de patata, encontramos el 22% de potasio que el cuerpo necesita.
El hierro, por su parte, está vinculado a la absorción de otra vitamina presente en la patata: la vitamina C que protege contra las enfermedades cardiovasculares y el cáncer.
Lo cierto es que la concentración de hierro y zinc es relativamente baja, pero su absorción es favorecida por los altos niveles de vitamina C que tiene la patata.
Una clave alimenticia en el consumo de este tubérculo es que si la hervimos con la cáscara, los beneficios y aportes aumentarán. Sobre todo claro, si provienen de campos que utilizan técnicas tradicionales, que cuidan la tierra y utilizan abonos naturales.
Las patatas de pulpa amarilla son ricas en luteína y zeaxantina, carotenoides asociadas a la salud de la vista. Las patatas de color violáceo, por su parte, contienen antocianinas, con propiedades antiinflamatorias, anticancerígenas y antioxidantes.
Hay que tener en cuenta que aunque nos encanten las patatas fritas, está claro que no puede compararse su aporte en carbohidratos en comparación a si la consumimos hervida. En 100 gramos de patatas hervidas tenemos unas 80 calorías, mientras que si las freímos, el aporte calórico rozará los 450.
Pero igual… Que nada te detenga si quieres ir por ese plato de patatas fritas. Es que, no todos son calorías ¡También hay que tener en cuenta el aporte de felicidad!
El viaje de la patata no termina
Toda una aventura la que emprendimos con la patata: Desde su nacimiento en la lejana Cordillera de Los Andes, hasta su llegada a nuestras tierras. Un recorrido en el que, lo que queda claro, es que donde sea que la patata llegó fue adoptada como propia.
Y entendimos por qué: no sólo se adapta a climas diferentes, sino que es una planta fácil de cultivar, generosa, rica y muy nutritiva.
La patata es ciudadana del mundo. No sólo viajó durante años y años, sino que sus variedades fueron transformándose con el paso del tiempo hasta adaptarse a diferentes tierras y paladares.
Además, pudimos estar bien cerca de su crecimiento junto a Vicent y entender, no sólo la importancia de realizar agricultura tradicional, sino también conocer de cerca las técnicas utilizadas.
Aprovechamos la presencia de dos agricultores experimentados para ver cómo es ser agricultor en el mundo de hoy y hasta sentimos, junto a Vicent, lo que es el verdadero amor por la tierra.
En Campos Del Abuelo estamos orgullosos de ser parte del viaje de la patata. Sobre todo de una cultivada con tanto cariño, esfuerzo y de manera respetuosa con la naturaleza.
Por ahora es todo con la patata, pero seguro en el futuro tendrá más historias que contar.
Y recuerda que en nuestra tienda online de frutas y verduras de temporada puedes adquirir patatas sin químicos y recibirlos en tu hogar en menos de 24 horas.
Hasta la próxima y ¡Gracias por leer!