¡Buenos días!
Espero que hayas tenido un buen fin de semana. Por aquí una breve pausa y a seguir. Con esto de que el calor viene llegando no podemos parar, tenemos que seguir adelante con las cosechas y los envíos. Como sabes, las altas temperaturas no colaboran con el mantenimiento de los productos, más aún cuando son cultivados de manera artesanal como los nuestros.
Pero no solo nos enfrentamos al calor aquí en el campo. Trabajar al ritmo de la naturaleza es muy satisfactorio, pero también tiene una parte dura. A veces, por ejemplo, mucho sol “plancha” algunas frutas, una helada puede acabar con una producción completa, el exceso de lluvias… Ufff, eso sí que hace estragos. Y de eso quiero hablarte hoy.
Pero antes, aprovecho para informarte: tenemos una nueva cosecha de cerezas 🍒 y están espectaculares. Siendo sincero, tuvimos un traspié con una de las cosechas, hubo un problema de (justamente) exceso de humedad y eso hizo que muchas se malograran. Por suerte, luego de un enorme esfuerzo, Alexander y Sujan pudieron volver a cosechar cerezas que son una verdadera delicia.
E imagina, que no es solo que las cerezas no estaban llegando bien, sino responder y solucionar el problema con cada uno de nuestros clientes. Ha sido una semana dura, pero esta nueva cosecha de cerezas tiene la calidad que acostumbramos…
Hoy, desde la experiencia de haber tenido las botas llenas de barro, quiero contarte cómo nos afectan los temporales de lluvia prolongada. Seguro al leer esto entenderás un poquito más de lo que hay detrás de cada fruta y verdura que te llevas a casa.
Cuando llueve, al principio nos alegramos. El agua es vida, pero cuando la lluvia se pasa de generosa, y encima se acompaña de días sin una pizca de sol, empiezan los problemas.
Piensa en esto: cada planta necesita un equilibrio de agua, oxígeno y luz solar para crecer. Si un temporal deja los suelos encharcados varios días, se rompe este equilibrio que te digo.
Primero viene lo que llamamos asfixia radicular: las raíces necesitan oxígeno, y cuando la tierra se satura de agua, ese oxígeno desaparece. Imagina que una planta “respira” por esa zona. Si el oxígeno no llega, las raíces se estresan, luego se pudren y, dependiendo del cultivo, puede que no se recupere nunca.
Es lo que temía que sucediera en mis campos cuando pasó por Valencia la DANA (conocida aquí como la gota fría). Menos mal los árboles de mis campos no sufrieron de asfixia radicular y hasta hoy seguimos cosechando naranjas:
Lo cierto es que la mayoría de los cultivos sufren con el exceso de humedad. Por ejemplo, las hortalizas de hoja grande y tierna, como la lechuga o las espinacas, no lo toleran. Se les acumula agua en las hojas y empiezan a pudrirse desde las nervaduras.
No sé si recordarás, que en algún momento te comenté que en los campos de lechuga romana 🥬 de Javi, estaban esperando el viento de Poniente para que secara las hojas... Era justamente por el exceso de humedad.
También los tomates, calabacines y pimientos son sensibles porque sus raíces no aguantan mucho tiempo el suelo encharcado y, si empiezan a desarrollarse hongos, se pierde toda la planta.
Las patatas y zanahorias, que crecen bajo tierra, también sufren porque absorben demasiada agua y lo que debería ser firme y crujiente se convierte en algo blando. En fin, no voy a nombrarte lo que sucede con cada verdura y cada fruta porque sino acabaría mañana 😂, pero es para que sepas.
Pero sí te digo una cosa más… Si a todo esto le sumas días sin sol, con nubes constantes, aumenta otro problema: la planta no puede hacer bien la fotosíntesis.
Y a nosotros, los agricultores, nos toca hacer malabares. Revisar que los campos drenen bien, levantar la fruta que se ha caído para evitar que el hongo la contamine toda, esperar y rogar que el tiempo cambie. Incluso a veces hay que decidir que una parte se pierde para salvar el resto.
Con todo esto lo que quiero contarte, no es solo un problema del campo. Es que cuando ocurre algo como lo que pasó con las cerezas, recuerda que no es descuido. Es la naturaleza poniéndonos delante un nuevo reto.
Eso sí, en Campos del Abuelo seguimos adelante contra todo pronóstico, porque si algo tiene la agricultura, es que no nos rendimos fácil.
Gracias por estar del otro lado, hasta la semana que viene.
¡Un fuerte abrazo desde el campo!