¡Buenos días!
Espero que estés empezando la semana con buen ánimo y –si estás como aquí en Valencia– intentando sobrevivir al calor de julio. Así que hoy vamos a hacer lo que mejor se nos da: hablar de fruta.
La semana pasada te conté sobre el Melón piel de sapo de Salvador, esta semana quiero contarte de otra fruta que parece diseñada por la naturaleza para refrescarte en estos momentos, cuando el sol más aprieta.
🍑 Hoy te cuento todo sobre los melocotones de Alex.
El melocotón es esa fruta que, cuando das el primer bocado, no sabes si vas a acabar comiendo o empapado. Es dulce, jugoso y tiene un aroma que ya te huele a vacaciones. Puede que no cure el calor, pero al menos lo disimula de maravilla.
Por algo es, como el melón, una fruta de verano. Y no lo decimos solo por lo poético, sino porque literalmente solo hay melocotones en verano.
Los árboles producen su fruta en los meses más cálidos del año, así que si alguna vez te encuentras comprando uno en pleno diciembre… bueno, mejor que no te lo comas esperando magia.
Ahora, por detrás de esa fruta tan simpática hay una faena que no veas.
El melocotonero tiene un ciclo que dura casi todo el año. Primero pasa el invierno acumulando frío (sí sí, el árbol necesita “pasar frío” para activarse bien), después florece, da unos ramilletes rosa que dan gusto ver, y finalmente empieza a dar sus frutitos.
Desde la floración hasta la cosecha suelen pasar entre 100 y 120 días, dependiendo de la variedad y del clima. Es una fruta que se toma su tiempo.
Y ahora viene lo curioso: si alguna vez te paseas por los campos de melocotón de Alex en pleno junio o julio, quizás te sorprenda ver que los árboles están llenos de pequeños papelitos colgando como si fuesen farolillos de feria.
Pero no, no es que estén celebrando nada especial (aunque el melocotón se lo merezca), es que cada uno de esos papeles es un melocotón cubierto individualmente.
Sí, has leído bien. Alex se toma el trabajo de colocar sobre cada fruto una especie de bolsa de papel especial.
¿Y por qué se hace este origami frutal? Buena pregunta.
Proteger cada fruto con un papel tiene tres ventajas muy claras: lo primero es que evita que le pique la mosca de la fruta (la archienemiga de todo agricultor en verano), lo segundo es que protege del sol directo y los quemazos, y por último, evita que la lluvia, el viento o alguna ramita traviesa le marque la piel.
Así se consigue un melocotón bonito, sano y natural, sin tener que rociar nada raro por encima.
Sí, es un trabajazo. Imagínate colocar (y luego quitar) una bolsita a mano a cada melocotón. Pero cuando luego coges uno y lo pruebas, tan sabroso, fresco y con ese dulzor tan equilibrado… vale totalmente la pena. Bueno… eso si no te lo comes antes de terminar de recoger 😅
Dicen que es la fruta de los dioses en la mitología china. Que su jugo traía longevidad. Yo no sé si es verdad, pero si sobrevivimos a este verano gracias a él, por lo menos algo de razón tenían.
Así que ya lo sabes, si ves un melocotón bien hermoso este verano, detrás de esa piel sedosa hay meses de trabajo, cariño, y un agricultor que en algún momento se metió en un campo a ponerle una bolsita de papel.
Recuerda que nuestras cosechas son limitadas. Ya van quedando los últimos arándanos de la temporada y seguimos cosechando cerezas de montaña cada vez más dulces y rojas.
¡Espero que tengas una semana dulce y jugosa como los melocotones!
Un abrazo desde el campo,