¿Para qué sirve injertar árboles?

Un injerto puede llegar a ser algo complicado de explicar porque, digamos que se entiende mejor si uno lo ve. Es una de esas actividades que en la práctica se entiende mejor. Sin embargo, intentaremos pasar esta sabiduría, directo desde el campo, utilizando imágenes y palabras. Por suerte, contamos con Eduardo, agricultor y fundador de Campos del Abuelo, para comprender mejor qué es un injerto y para qué sirven. 

Se injertan árboles desde siempre… 

Los injertos existen desde que el ser humano era nómada. Desde que hombres y mujeres viajaban de un lugar a otro, buscando comida y transportando semillas. Ocurría que a veces, por más que la semilla fuera transportada de un lugar a otro intacta y luego se realizara la siembra, nacía una planta diferente al árbol madre del que venía... 

Nuestra especie fue prestando atención en este permanente movimiento. Así, se dio cuenta de que había plantas que se fusionaban unas con otras de forma natural. Algunas se unían a través de sus ramas, otras desde sus raíces. 

De ahí el ser humano copió este gesto de la naturaleza para llegar a cultivar plantas con determinadas características, teniendo en cuenta la calidad del fruto, el tamaño o el sabor. Los árboles de cítricos, por ejemplo, deben ser injertados para dar frutos de determinada variedad. 

En China a comienzos del milenio I a.C. hay registros de que se utilizaba esta técnica de propagación de plantas. Aristóteles menciona los injertos en sus escritos, se asocian también a los griegos y a los romanos. 

Esta técnica ha avanzando al mismo paso que el ser humano. Al día de hoy sigue siendo utilizada en los campos de cultivo y, para los agricultores, es algo natural injertar variedades.

A través de este artículo, vamos a explorar esta técnica milenaria para saber: qué son los injertos, cómo hacer uno, las herramientas que se necesitan y los tipos que existen. 

¿Qué es un injerto? 

Eduardo lo explica de una manera muy sencilla: Un injerto es un trocito de tronco de una variedad que se pone en otro árbol, para cambiar la variedad por la de este primero. La finalidad del injerto no es más que cambiar la variedad de un árbol que tiene un tipo de fruta que, por el motivo que sea, no nos interesa tener y cambiarla por otra.

Es decir, los injertos son métodos de propagación vegetativa. Lo que se hace es unir manualmente una planta con otra para que crezcan juntas como una sola planta, como un sólo organismo. 

Para poder hacer un injerto tenemos dos partes de plantas diferentes. Por un lado, el árbol sin variedad, al que vamos a adicionar un trozo de la planta que contiene la variedad. Este árbol se conoce por varios nombres: borde, pie, patrón o portainjerto.

Los cerezos son otro tipo de árboles frutales que necesitan ser injertados para dar frutos de una variedad determinada. 

Por el otro lado, tenemos la planta que contiene una variedad. De ésta sacaremos una vara o un trozo de corteza para unir al árbol borde. Esta planta es la que nos va a proporcionar el fruto con determinadas características, tal como nos explicaba el agricultor. 

Una vez que las dos partes comienzan a soldarse, el árbol pie o borde, le proporciona a la rama injertada los nutrientes para que viva hasta que terminen transformándose en un sólo organismo. 

¿Para qué sirve injertar?

Visto desde lo técnico, cuando unimos una planta a la otra, la naturaleza nos brinda algunos beneficios. Haciendo injertos, logramos la propagación de especies de forma sencilla, además se pueden hacer nacer nuevas especies. Por ejemplo, la variedad de aguacate Hass nació de un injerto de un árbol borde con dos variedades más. 

Otro beneficio es que, el árbol pie, puede brindar la posibilidad a la variedad injertada de sobrevivir en un determinado ambiente que, tal vez sola, no sobreviviría. De igual manera, la planta de la variedad injertada también puede aportar fuerza al árbol pie o borde. Por donde se mire, sirve para ambos. 

En el campo, donde de forma permanente tenemos que acomodarnos a las necesidades del mercado y de nuestros clientes, realizar injertos nos da la posibilidad de poder cambiar de variedades. Un mismo árbol puede injertarse con diferentes variedades de una temporada a otra. 

Como toda técnica milenaria, hay que realizarla con conocimiento para que nos de resultados…

Condiciones para hacer injertos 

Para poder hacer un injerto, exitoso, es decir que prenda y dé frutos de calidad, hay que tener en cuenta ciertos puntos importantes:

1. La variedad y el patrón deben ser compatibles, esto Eduardo lo explica muy bien: Se pueden injertar todos los árboles. Sí hay que tener en cuenta que no se pueden injertar ciertas variedades sobre árboles o pies diferentes, es decir, no se pueden injertar cítricos con un árbol de ciruelos. Entonces entre la familia de los cítricos sí que se pueden cambiar todos: entre naranjos, limones y pomelos, todos tienen la misma familia de pies, de troncos y sí que admiten el cambio de variedad. Pero no entre cítricos y fruta de hueso por ejemplo. Tienen que ser de la misma familia.
2. Ambos árboles, tanto el pie como el que contiene la variedad, deben provenir de plantas sanas, esto es importante para que estén fuertes y puedan realizar la unión. 
3. El injertado debe hacerse en época oportuna. Eduardo nos cuenta que aunque puede hacerse en cualquier época del año, hay dos momentos en los que es mejor: La mejor época para injertar, coincide con las primaveras, que son en los meses de abril y mayo y en septiembre y octubre. Durante estos meses es cuando los árboles de alguna manera brotan y tienen más savia. 

Tipos de injertos

Hay diferentes maneras de hacer injertos, como contábamos al principio, es una técnica muy antigua. Pero como todo, va cambiando y adaptándose a nuevos tiempos… Eduardo nos cuenta al respecto: 

Las técnicas a la hora de injertar son variadas. Antiguamente se usaban dos: la de chapa y la de escudo. Pero con el tiempo han ido haciendo nuevas técnicas de injertado. 

Antes, el árbol se preparaba cortándole ciertas ramas debajo y dejando despejada sólo una parte de la madera para poder ser injertado. 

Sin embargo, han surgido nuevas técnicas y lo que se hace ahora es que cortan totalmente el árbol. Le dejan sólo el tronco y les ponen una estaca de otra variedad y, al parecer, da buen resultado porque ese injerto crece más rápidamente al no tener la competencia de las ramas más altas. 

Herramientas para injertar

El injertado es una técnica manual pero para realizarla de manera precisa, también se necesitan algunas herramientas. En el caso de Eduardo utiliza las siguientes: 

Dependiendo del tipo de injerto, puede ser o bien la motosierra ya que si cortamos todo el árbol se hace con motosierra. Y si no es así se utilizan los injertadores que es una herramienta como de media luna que se utiliza para hacer unos cortes en la madera y poder introducir el injerto. 

A veces utiliza también una navaja o un par de tijeras, como vemos en la imagen. Es muy importante que las herramientas estén desinfectadas. Lo que recomendamos desde el campo es realizar la desinfección con alcohol justo antes de comenzar a trabajar. 

¿Cómo se hace un injerto? 

Como explica nuestro experimentado agricultor, para llevar a cabo un injerto primero hay que preparar el árbol. Eduardo nos da un ejemplo:

Si hiciéramos un injertada clásica, pues cortaríamos ciertas ramas debajo y dejaríamos despejada una parte del tronco. Luego dejaríamos que el árbol recuperara la savia porque cuando tú cortas ramas al árbol, él deja de circular la savia. Digamos que se asusta y se para, pero al pasar unos días vuelve a recuperar la savia y se procede a injertar. 

Vamos a dar otro ejemplo más porque sabemos que este de injertar no es nada sencillo de entender. Vamos a ver un tipo de injerto que se llama injerto de yema en escudete o T.

Llamado así porque se realiza en el árbol a injertar un corte en forma de T. Y una vez hecho, se coloca dentro la chapa (o sea, el pedacito verde de vara) que contiene la variedad. En las imágenes vas a verlo más claro, vamos paso a paso. 

Paso 1: hay que hacerle un corte en la parte marrón del tronco. Se le hacen unas hendiduras y se accede a la parte blanca que es sobre la que se pone el injerto. 
Mira, en esta imagen puedes ver cómo se hace el corte en forma de T:

Paso 2: Una vez que realizamos el corte, vamos a levantar esa parte de la corteza para llegar a la parte blanca:

Paso 3: cogemos la rama a injertar. Se corta del árbol de la variedad que queremos, se saca sólo la parte verde. Hay que prestar especial atención a eso: no toda sino la parte verde. Y hacemos el corte. 

Esa chapita que hemos quitado de la vara, es la que pondremos sobre la parte blanca del árbol que vamos a injertar. 

Paso 4: una vez colocada la yema en el árbol pie, se le pone alrededor una veta de plástico. Antes se hacía con esparto era mucho más costoso porque había que preparar el esparto, pero ahora se usa la tira plástica y se coloca así: 

Paso 5: es importante que se enrolle bien el injerto con tiras de plástico para que no le entre el aire y se pueda secar, se deja solo la yemita del injerto y el resto se tapa bien tapado y se ata.

Luego, como cuenta Eduardo, es cuestión de esperar. 

Pasados unos 20 días podemos examinar el injerto, si la chapa sigue verde, entonces se le quita el plástico porque ya se ha quedado pegado al tronco donde lo hemos puesto. 

Y partir de ahí si todo va bien, en unos cuántos días empezará a brotar por la yemita nueva. A partir de este nuevo brote que el árbol tiene, se genera la nueva variedad. A su vez, conforme va creciendo, se van cortando las ramas de la variedad anterior y se deja crecer las nuevas hasta que el árbol queda cubierto por la nueva variedad. 

¿Suena increíble no? A partir del injerto, el árbol pie y la yema injertada pasan a ser una misma unidad, un mismo árbol que dará nuevos frutos. 

Esperamos que esta información te resulte novedosa, si te han quedado consultas no dudes en preguntarnos. Recuerda visitar nuestra tienda online de frutas y verduras. Puedes personalizar tu caja con los productos que desees y recibirla en tu hogar directamente desde el campo. 

Hasta la próxima y ¡gracias por leer! 

 

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